domingo, 30 de enero de 2011

¡A SANTIAGO VOY!

En Septiembre nuevos aires y nueva iniciativa. Me voy interna a un colegio en Santiago, en donde nos enseñaban un poco de todo: cocina,labores,  limpieza, música, etc. Un amplio abanico para ser una buena ama de casa, algo que conmigo no consiguieron, porque ,acostumbrada al aire libre, y a una "discreta" libertad, allí me sentí como una monja de clausura. 
Permanecí hasta las vacaciones de Navidad, luego dejé mi puesto para que otra tomara  el relevo.
No recuerdo si me sentí fracasada por no adaptarme a las nuevas normas, lo que sí recuerdo es la inmensa satisfacción de regresar a casa, a mi entorno familiar.
Durante la semana hacía las cosas de casa, menos cocinar, y si era necesario, ayudaba a mamá en las faenas del campo, aunque cuando más lo hacía era en la época de la siembra y la recolección.
Papá trabajaba en una fábrica, o sea que nosotras no vivíamos del campo, pero teníamos algunos terrenos en los que cultivábamos patatas, maiz, trigo, a parte de la "chousa" que es el trozo de terreno colindante con la casa, donde se sembraban las coles para los animales,(lo que más) y luego el huerto con tomates, pimientos ,lechugas, guisantes...etc, ayudando así a la economía familiar, pues teníamos una vaca, que nos daba leche y terneros;
un borrico, para acarrear la hierba, los navos, etc; cerdos y pollos, que era la carne que se comía todo el año,(entonces solo había carnicería en Foz).
A mí me gustaba la vida en el campo, lo que no me gustaba era trabajarlo.
Y los fines de semana, como siempre. Catequesis, rosario, paseo por la carretera general- ¡que pena no tener el paseo marítimo que tenemos hoy!-
 una partida de parchís ó dómino, al tiempo que tomábamos un té con leche en casa Selmira, y...a las nueve y media¡a casa!
Como D. Secundino sabía que me gustaba mucho leer, siempre me daba la revista de "Selecciones"cuando el la terminaba. Un día por Navidades me regaló un libro, "La vida sale al encuentro"; era de José-Luis Martín Vigil,
tambien sacerdote. El tema me venía como anillo al dedo, pues se trataba de un grupo de primos de mi edad que vivían en Bilbao, pero  en el verano se juntaban con los de Asturias en la casa de los abuelos, y a parte de las clásicas trastadas, tenían sus momentos de  intimidad, cuando se contaban sus dudas, sus inquietudes, y sus preocupaciones; lo leí tantas veces, que casi me lo sabía de memoria.
A partir de ahí, empecé a darme cuenta que el único centro que teníamos(si es que se le podía llamar así) era la parroquia. Ni un centro social, ni una biblioteca...NADA DE NADA. Solo baile y cine. ¡que pena!. 

5 comentarios:

  1. Es cierto que no teníamos de nada ¡pero como lo disfrutabamos! nos sentíamos felices con asistir a misa y tomar el "vinillo" con gaseosa.
    Cada vez estoy mas segura de que no es mas feliz quien mas tiene si no quien menos necesita
    Pero tenemos que ver que el mundo cambió mucho. Aunque para bien y para mal,tenemos nuestros recuerdos.Un Chuchiño

    ResponderEliminar
  2. La pena es que no sepamos valorar las cosas cuando las vivímos,tienen que pasar los años (o tal vez por eso)para que las veamos de otra manera.
    Me estoy dando cuenta que de tí comento muy poco.Se ve que me tenías muy harta. jajaja.
    Non te enfades,hermá.

    ResponderEliminar
  3. Estoy con Celi,eramos felices con casi nada y aun más tratándose de un pueblo pequeño,donde se carecía de muchas cosas, yo hasta los 6 años me crié a las afueras del pueblo y no teníamos ni escuela.
    Saludos.
    Rosa.

    ResponderEliminar
  4. Loli, vas publicando tan seguido y me voy quedando atrás, jeje, pero hoy me voy a poner al día.
    Me gusta leerte. Ay que ver cómo han cambiado las cosas en unos cuantos de años. ¿Seguiremos avanzando o iremos ahora para atrás?
    Yo también recuerdo mis primeros años de vida con alegría, aunque me pasaba como a ti que llegó un momento que echaba de menos muchas cosas. Entonces coincidió que me fui a estudiar a la ciudad.

    Bueno, voy a seguir leyéndote.
    Un abrazo
    Conchi

    ResponderEliminar
  5. ¡Suerte la tuya por poder hacer lo que te gustaba.

    ResponderEliminar