En la entrada anterior comentaba que me habían hecho una mamografía, cuando en realidad fue una radiografía.
Aclarado esto; la segunda me la hicieron a principios de 1995, y como el radiólogo vio algo sospechoso, comentó que seria necesario ver juntas ambas radiografías para hacer comparaciones, por ese motivo repetimos la visita al día siguiente. Después de mirar detenidamente las dos, me dijo que era necesaria una exploración más profunda, por lo que me avisarían para realizarme una mamografía, que se llevó a cabo dos semanas más tarde.
Cuando pasé a buscar el resultado, me dieron un sobre para que se lo entregara a mi ginecóloga, con la que tenía revisión a la semana siguiente.
Como yo soy muy tranquila y no me dijeron de que fuera "ya" pues esperé al día de la visita para entregarle el sobre. No sé si a ella le habían comunicado algo desde el Hospital comarcal al que pertenecemos pero...fue un trago para ella, tal vez más que para mí, porque al principio no lo asimilé. Me quedé como si aquello no fuera conmigo. Cuando llego a casa y se lo digo a mi marido(que no quise que me acompañara porque no me esperaba eso, y seguro que él tampoco) se quedo lívido. Creo que fue en ese momento cuando me di cuenta de la magnitud de mi mal, y lo primero que se me pasó por la cabeza fue darle gracias a Dios por los 58 años felices que me había regalado.
La cirujana plástica encargada de la intervención, me explicó cómo se llevaría a cabo, y me hizo un croquis de donde estaban las células malignas . Cuando en mi trabajo se lo dije a la doctora Robledo que comía en nuestro horario, también me tranquilizó bastante, aunque a decir verdad, siempre me ponía mucho más nerviosa cuando se acercaba el momento de los controles que antes de la intervención, que se desarrolló con total normalidad el 4/5/1996,
e igualmente el pos/operatorio, incorporándome al trabajo dos meses y medio después, y con una pauta de Tamoxifeno los primeros cinco años.
Después de doce años tuve un problema con la mama izquierda,donde la prótesis era completa. En cuestión de pocas horas me puse casi a 40 de fiebre y la mama aumentó al doble su volumen. Parecía que fuera a explotar, con la piel tirante y de un rosado fuerte.
Nos fuimos a urgencias y me quedé ingresada diez días. Al principio barajaban con la caducidad de la prótesis, pero ni de palabra ni en los informes constaba la necesidad de cambiarlas en x tiempo. Entre tanto me hicieron todo tipo de pruebas, hasta que a falta de pistas, llegaron a la conclusión que se suele llegar en los casos para los que no se encuentra una explicación . Un virus.
Con el alta y el informe me dieron un teléfono por si se repetía llamar directamente para ser atendida sin pasar por urgencias.
Y aquí termina´(por ahora) la crónica de mi mal. En mis antecedentes familiares hay todo tipo de cáncer, por lo que tengo que ser muy puntual en mis revisiones, a las que cada día les temo más.