martes, 1 de febrero de 2011

SEGUIR APRENDIENDO

Antes de entrar en materia quiero hacer una rectificación: en la entrada anterior correspondiente al año 1962, en la foto de la playa erroneamente puse 1963.
En este año del 62  Cita y Lupe, dos chicas de Cangas, se asociaron y montaron la primera peluquería de señoras, cuya iniciativa fue muy bien acojida en las poblaciones limítrofes, sobre todo por la juventud.
Poco tiempo después Cita se casó, y se disolvió la sociedad, pero habilitó una habitación en su casa para tal menester.
Yo, que andaba un poco desorientada sin saber por donde encaminar mi vida, pues lo que me gustaba, dadas las circunstancias, era impensable llevarlo a cabo, empecé ayudándole a Cita los fines de semana, que era cuando más faena tenía.
En Cangas tampoco teníamos tintorería, ni nadie que cojiera los puntos a las medias,(entonces las medias se arreglaban), y un buen día vino Fredes, una chica de Foz  muy amiga de mis primas, que trabajaba en la tintorería con sus padres, ofreciendo sus servicios; o sea que, un Sábado vendría por la ropa para limpiar, y al siguiente la trería.
Se puso un cartel en la puerta con la oferta, y empezó a salir clientela. Poco después empezó a llevar medias, y entonces fue cuando a mí  se me encendió luna luz y pensé que si yo aprendía a coger los puntos ya no se tendrían que mandar a Foz, arreglo sería más rápido y algo más económico porque no habria intermediarios.
Se lo comenté  a mamá como una pequeña salida, sin dejar de colaborar en casa y sacar algún provecho de las muchas horas que tenía libres,  y no le pareció mala idea.  Ella, -con el tiempo me di cuenta- sentía más que yo el que no pudiera prepararme algo más, a nivel académico, por eso trataba de complacerme en todo lo que tuviera a su alcance. De nuevo a Foz,  se repetía la historia de cuando aprendí a bordar. Cuantas veces pensé:
 " que pena que mi tía no viva"...ya no pensaba en Lugo, me conformaba con que fuera en Ribadeo o Viveiro.
No recuerdo si llegué a amortizar la máquina, trabajo sí que tenía, pero dos años después, sin pensarlo ni proponérmelo, mi vida dio un giro radical.
Llegó a mis manos, no recuerdo como, el libro de "Mujercitas" que leí con avidez. Para entonces los cuentos se me quedaban pequeños.

4 comentarios:

  1. Ayyy, Loli, ahora me he quedado con la intriga, jaja. ¿Aprendiste a coger los puntos a las medias? Siempre me pareció muy difícil!
    ¿Bordabas sábanas y mantelerías para la calle? Supongo que para los ajuares..
    Bueno, esperaré a la próxima entrega!

    Un abrazo
    Conchi

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  2. Bueno, si que me dediqué a coger puntos a las medias. Lo de bordar ya no, solo para casa. En Cangas aún tenemos por allí alguno de los juegos de cama que bordé, y siento añoranza al verlos.
    Gracias por pasarte por aquí. Un abrazo.

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  3. Eras un torbellino,todo lo que te proponías lo hacías hasta coger los puntos a las medías,yo como tu, también bordaba a maquina lo mio y también a mis amigas,pero siempre fuera de horas de trabajo, fue un empujón para seguir con la maquina de coser,ha sido mi medio para ganarme la vida, me especialice y he vivido toda mi vida laboral de la maquina,de la cual estoy totalmente satisfecha,porque cada día que pasaba me gustaba más mi trabajo,disfrutaba con el y me llenaba, con la experiencia que tengo volvería a trabajar en lo mismo.
    Un abrazo.
    Rosa.

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  4. No te lo creas, siempre he sido muy tranquila, dentro de las inquietudes propias de la juventud.

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