David y Enrique cortando la leña |
En tanto nosotras nos quemabamos las pestañas pero estábamos calentitas en la bodega por el calor del horno, nuestros maridos estaban a la interperie pero no tenían frío, pues el esfuerzo de cortar esos trocos les hizo entrar en calor. Luego a la tarde dimos cuenta de parte de las fearas al calor del fuego y ante unas tazas de chocolate. Cada uno aportó su granito de arena y todos lo pasamos muy bien.
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