En ésta ocasión mi hermano se quedó con las ganas de acompañarnos porque Isabel no se encontraba bien, y mi hermana como que ya las conocían, al no venir mi hermano tampoco no se animaron, el hecho de venir ellos solos en otro coche no les seducía.
Dejamos la zona del campig y seguimos subiendo montaña arriba. Es un autentico placer sentir la brisa del mar y el olor de pinos y eucaliptos.
Ya venimos de bajada y Alex quiso hacerlo caminando. Se queda extasiado con todo, pero lo que más llama su atención son las enormes raíces de los árboles que sobresalen por encima de la tierra y llegan hasta el borde del sendero.
Yo esta vez no vengo muy satisfecha de la visita, tal vez el recuerdo que tenía de unos cuantos años atrás no se parece en nada a lo que hoy me encontré. Una isla que para mí perdió su encanto de algo "selecto" - tal vez por la poca concurrencia- para pasar a ser una isla masificada. No me quedan ganas de volver.
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Días después aún recordaba el barco en el que había ido, y que como él decía "era
mol mes gran que el del avi." (mucho más grande que el de el abuelo) Por eso el abuelo le llevó al puerto pesquero de Burela para que viera que había muchos más barcos "más grandes que el del avi".
Me parece una excursión preciosa, la isla tiene que ser en lugar encantador con sus aguas tan cristalinas.
ResponderEliminarAbrazos.
Rosa.
Hola loli, he pasado a saludarte. Felicidades por esta familia ten hermosa. Besos
ResponderEliminarGloria