Cartagena solo vamos su abuela, su hermano y yo.
A los "quintos" no se les permitia ir a casa hasta que no juraran bandera. Tres meses sin verle era para mi mucho tiempo, porque conociendole, intuía que la disciplina castrense para él era un pequeño martirio.
El día anterior de madrugada, nos subimos a un autocar en Barcelona que iba al completo. Llegamos a media tarde y ellos ya nos esperaban, ¡que alegres se les veía acompañados de la familia! pasamos la tarde cada uno con los suyos ,y a la noche cenamos todos juntos en el hotel donde los desplazados pasaríamos la noche.
Todos querían presentar su familia a los compañeros, y la cena fue muy amena y divertida, pues no dejaban de contar anécdotas.
Al día siguiente y con un sol de justicia asistimos a la jura, para mí muy emocionante, no sé si porque mi hijo estaba allí, o porque yo soy muy patriota.
Lo simpático del caso es que cada uno tratábamos de localizar al nuestro y cuando creímos haberlo conseguido, al cabo de un rato nos parecia otro que estaba formando en otra fila. Ardua tarea donde todos eran practicamente iguales.
Volvimos a comer juntos, y antes de despedirnos tomamos unas fotos para el recuerdo.
(Estas son algunas)
Ya al atardecer nosotros de nuevo al autocar, a ellos al día siguiente les daban los destinos y entonces sabria si le concedian El Ferrol que era el solicitado. Tuvo suerte y le tocó, pero antes un mes de permiso.
Ya en Ferrol, los fines de semana que no tenia guardia se marchaba a Cangas y se quedaba en casa de la tía Lola. Cuando le dieron las vacaciones se vino a casa, pero unos días antes de incorporarse, unas molestias de estómago que empezó a notar recien empezada la mili se le agudizaron, y horas antes el día de la marcha tuvo un vómito con sangre. Nos asustamos y lo llevamos al Hospital Militar de Barcelona desde donde se encargaron de pasar el parte al cuartel; a él le hicieron las pruebas pertinentes y lo manadaron a casa con el pronóstico de una úlcera de estómago, tratamiento para un mes y volver a revisión.
Al cabo del mes le mandaron continuar con la medicación y que ya tendria noticias desde
el cuartel. Poco tiempo después recibió la notificación de que quedaba exento de hacer los meses que le faltaban, dando por terminado su servicio militar.
Estoy convencida que la dichosa úlcera fueron los nervios que pasó, pues en esa época era un poco rebelde, y lo de los horaris lo llevaba fatal, le gustaba mucho ir a su aire.
Me imagino que tubo que ser muy emocionante, yo solo he visto jurar bandera a mi hermano pequeño,y es verdad que es muy emocionante, mi hijo fue aplazándola por los estudios y cuando acabo ya no se hacía la mili, que es lo que el iba buscando, no hacerla.
ResponderEliminarDavid estaba muy guapo con el uniforme.
Un abrazo.
Rosa.
Se me había pasado esta entrada!
ResponderEliminarMuy bien relatado. Yo también estuve en la jura de bandera de mi hermano. Muy emocionante. Después nos fuimos a comer toda la familia. Mis hijos, ya no tuvieron que hacer mili, la habían quitado.
Besos
.La verdad es que les partia un poco por la mitad; particularmente creo que es mejor un ejercito profesional.
ResponderEliminarAbrazos. Loli