Aunque la reunión estrella de las vacaciones sea la comida campestre, antes de la misma ya nos hemos reunido con casi todos en petit comité, unas veces de invitados y otras de anfitriones.
En una aldea pequeña la única actividad de esparcimiento es, la playa por la mañana, y por las tardes las sardinadas en las fiestas campestres, que durante el mes de Agosto son un día sí y otro también.
A nosotras nos gusta mucho salir a pasear cada día por un barrio distinto, es la forma más segura de encontrarnos con gente que conocemos y nos alegra verlos año tras año.
En la primavera de este 2010 se talaron muchos pinos en los pinares cercanos a nuestra casa y un día (para variar un poco) nos fuimos a recoger piñas.
Además de ser estupendas para encender la cocina hicimos ejercicio, y fue una nueva aventura, pues el suelo tenia cada boquete que nos hacia perder el equilibrio. La que mejor lo paso sin duda fue Claudia, por la novedad que ello implicaba.
Para el baño preferimos la piscina de casa porque el agua no está tan fria como en la playa, y aunque es pequeña si nadamos en circulo nos permite bracear hasta cansarnos.
El paseo marítimo tiene un encanto especial para nosotras
Esta foto de "A Louseira" me inspiró este poemita dedicado a Cangas.
Cangas: tierra añorada,
mi aldea "mariñana"
bañada por el mar,
de montañas coronada.
Eres, Vilachá querida
el barrio donde nací,
por muchos años que viva
no me olvidaré de ti.
Ahí vi la luz primera,
ahí empecé a caminar,
ahí empecé a leer,
también aprendí a rezar
y ahí...¡me hice mujer !
¿cómo te voy a olvidar?
Por eso yo te devuelvo
mi visita cada año.
Paseando por tus calles,
retozando por tus campos,
y deseando encontrarme
con los amigos de antaño. 20 /11/2010.
Es muy raro (hasta ahora) que no nos demos una vuelta por San Andrés de Teixido. Los maridos van por los percebes que se toman recién arrancados de las rocas que rodean este santuario, nosotras vamos para pedir unas cosas al Santo y dar gracias por otras como en este caso ya que mi prima Visi cuando Alex estaba hospitalizado habia hecho la promesa de llevarlo para que le impusieran el santo y encenderle unas velas.
Y como las promesas hay que cumplirlas, Sandra muy previsora se fue a por el paraguas
(hacia un día expléndido)
Delante de la esplanada de la capilla del santo
Promesa cumplida
Con ella damos por terminada nuestra estancia veraniega en Cangas, pero esperamos seguir pasando cada año a rezarle al santo, comprar sus rosquillas y degustar los percebes de su costa. Amén.
