En nuestra familia cualquier insignificancia es motivo de celebración y en este caso estaba más que justificado, pues tener a Alex en casa, en esos momentos para nosotros era la mayor alegría; así que reunimos a la familia para celebrarlo con una comida en el jardín, ya que el no podía estar en un recinto cerrado con más de cinco personas.
Si todos estábamos locos con el niño el padrinet no se quedaba atras, a parte de que es muy niñero.
Es un niño tremendamente vital, risueño, alegre, con muchas ganas de vivir y descubriendo muchas cosas a la vez. El columpio es un invento genial, lo peor es que antes de montarlo tenemos que limpiarlo al máximo con las toallitas húmedas para paliar- dentro de lo que se pueda - gérmenes , bacterias y otros bichitos que nos rodean y que para él son muy perjudiciales, ya que sus defensas están muy bajas. También en casa tenemos que tener la máxima higiene desinfectando las manos cada vez que lo cogemos, al igual que los juguetes, la trona, la cuna etc. Es una lata, pero somos conscientes que cualquier alteración en su organismo puede mandar al traste todo lo conseguido, que no es poco.
Este verano no vamos a Cangas porque después del tiempo que su madre llevaba de baja por la enfermedad del niño, no quiso abusar del comportamiento que sus jefes le dispensaron durante todo ese tiempo. Ahora ya obligan a las empresas que cuando un bebé esté ingresado uno de los padres tiene derecho a la baja, pero entonces no, y ellos si lo hicieron.
De todos modos para nosotros es un verano diferente en todos los sentidos. Hace solo cuatro o cinco meses que no me importaría dedicar todos los veranos de mi vida a mi nieto con tal de que lo pudiera contar, y como de momento lo cuento, me doy más que satisfecha.
Un día decidimos salir a navegar por primera vez con el niño, y de verdad que es inenarrable la expresión de su cara. El mar, las gaviotas, la barca, no dejaba de girar la cabeza de un lado al otro como si le faltaran ojos para abarcarlo todo.