Parece que fue ayer
y ya un año ha pasado
de aquel día veintitrés
que en la Vall d´Hebrón te dejamos.
Día de la Merece.
Salimos de madrugada
y a ella le imploré
que bajo su manto te cobijara.
Partimos del hospital
con un diagnóstico incierto.
afligido el corazón
y embotado el pensamiento.
Fueron meses angustiosos
cuando tú no adelantabas,
y en más de una ocasión
creíamos que nos dejabas.
Pero lo más grave pasó,
ya en casa te tenemos,
y creo que entre todos
muchos mimos te daremos.
El veinticuatro de Octubre
diste tus primeros pasos,
y a partir de ese día
haces grandes adelantos.
Rasgos de tu carácter
empiezan a despuntar:
alegre como tu madre,
y tenaz como papá.
Esperemos que nos queden
unos años por contar,
y este pequeño arbolito
sepamos enderezar.
Que vaya por buen camino,
que respete a los demás,
que sea un hombre de bien,
y que siempre viva en paz.